Cuando hablamos de las abejas todo el mundo piensa en insectos sociales, que forman enjambres, recolectan y almacenan miel… Sí, nuestras abejas son insectos sociales y están formados por tres clases de individuos: una reina, miles de obreras y cientos de zánganos pero la mayoría de las especies de abejas son solitarias, no forman enjambres y tampoco producen miel.
Estas abejas solitarias también son importantísimos polinizadores.
Si queréis saber un poco más sobre las abejas solitarias os recomiendo que leáis el post de Emma O’Brien, Bióloga, en Acercaciencia
¿ Por qué titulo este post como “ El dilema de las abejas foráneas” ?
En realidad es un asunto que crea encendidos debates entre los apicultores, yo personalmente aun no he decidido de que bando ponerme porque comprendo las dos posturas pero me pregunto si en los razonamientos que hay detrás de estas se tienen en cuenta las actuales necesidades que tienen nuestras abejas…
Intentaré simplificar este dilema.
Hay dos posturas, la de aquellos que creen que solo se debe trabajar con abejas locales o autóctonas de la zona y la de aquellos que piensan que como apicultores debemos escoger la raza de abejas más adecuada para rentabilizar las explotaciones apícolas.
Como les explicaba más arriba hay muchas especies de abejas, pero solo unas pocas son productoras de miel y aprovechadas por el hombre. Son varias especies del género Apis. y dentro de cada una de estas hay diferentes razas y subespecies que generalmente están asociadas a países o regiones.
¿Los apicultores Europeos estamos trabajado con la misma raza de abejas melifera y esta es igual en todas las regiones del mundo? La respuesta a estas dos preguntas es no. Las razas de abejas se diferencian por adaptaciones propias a sus ecosistemas, siendo algunas de sus características distintas, por ejemplo docilidad, la resistencia a determinados climas, su productividad, etc.
Estando asociadas a diferentes regiones del mundo estas abejas tienen comportamientos diferentes y se enfrentan a enfermedades y parásitos diferentes, son genéticamente próximas por lo que se pueden reproducir entre ellas dando lugar a razas híbridas fértiles.
Cuando traemos abejas foráneas buscando unas características determinadas corremos el riesgo de introducir enfermedades y parásitos de otras latitudes a los que las abejas locales o autóctonas no saben defenderse y además corremos el riesgo de las hibridaciones.
Por esto las dos posturas enfrentadas entre los apicultores.
Una de mis colmenas es híbrida y su comportamiento es agresivo, es cierto que produce mucha miel, polen y propoleo pero a mi personalmente me interesa mucho más la mansedumbre. Esta, en mi humilde opinión, no esta reñida con la productividad como así lo demuestran algunas razas que son muy apreciadas por estas dos características.
Para mi este tipo de colmenas suponen un serio problema pero ¿cómo anular esa característica agresiva? Hay técnicas de manejo que yo en estos casos combino con la introducción de abejas reinas de colmenas mansas pero esto supone un esfuerzo enorme porque las híbridas no aceptan con facilidad una nueva reina, es muy complicado introducir una nueva madre y que esta sea aceptada. Las imágenes que os pongo corresponden a una reina mansa que introduje este domingo pasado y que la colmena no aceptó, matando la….. habrá que volverlo a intentar….
Este post genera muchas más preguntas por lo que intentaré hacer otros en los que amplíe este delicado tema, ¡¡saludos a todos!!
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